Un efecto duradero de la crisis global y la crisis del Covid-19 será un gran incremento en la deuda pública a nivel mundial. Esto podría llevar a un escenario de «dominación fiscal» en las que políticas fiscales expansivas son combinadas con políticas monetarias acomodativas para aliviar la carga de deuda. Esta columna argumenta que esa situación pondría a los bancos centrales en una situación precaria para contener las presiones inflacionarias y mantener la estabilidad financiera. Expandir la independencia de los bancos centrales y reafirmar su compromiso de lucha contra la inflación podría ser necesario en caso de un shock inflacionario inesperado.